URBANISMO

La judería bajomedieval del castillo de Lorca se caracteriza por su emplazamiento en el interior de dicha fortificación; pero también por su urbanismo irregular, que se adapta a la pendiente natural, y por su funcionalidad especialmente residencial.

¿Cómo era el urbanismo de la judería?

En primer lugar, la judería presenta un trazado irregular porque no parece existir una planificación de las calles, existiendo adarves que comunican las terrazas entre sí, viales que las separan y placetas de uso común. Estas placetas son interpretadas como zonas abiertas o comunes, que a veces dan paso a calles y que no se vinculan directamente con el desarrollo de actividades comerciales. No obstante, se exceptúa el caso del patio o plaza de la sinagoga, que es entendida como una continuación del espacio religioso. Existe, además, comunicación entre el barrio y la sinagoga, que funciona como elemento central. A ella se accedía a través de la “Puerta del Pescado”, una torre ubicada en el extremo nororiental de la alcazaba, con una entrada en codo, cuya fisionomía fue modificada durante el siglo XIX. Dicha puerta constituyó el acceso de origen islámico al interior de la alcazaba, con relación a la medina y su forma acodada; que posteriormente se mantendría como puerta de entrada al recinto del barrio de Alcalá, ya bajo dominio cristiano. Sobre la morfología de la judería, al igual que ocurría con las morerías, existían una serie de condicionantes (físicos o de cercas y murallas) que influían en su trazado. Se trataba de una judería encastillada, incluida dentro de los límites de las murallas del castillo. No obstante, por la documentación es conocido que los habitantes de la judería no se limitaron a ese único espacio, ya que desarrollaban una serie de actividades en la ciudad, existiendo propiedades de la comunidad en distintos puntos del centro de Lorca (Gallardo y González, 2009, p.116).

En segundo lugar, en cuanto a su extensión, los restos delimitados ocupan una superficie de 4500 m², con un desarrollo espacial mucho mayor. Se conoce el límite sureste de la judería, que queda marcado por un tramo de muralla, que reforzaba el sistema defensivo del castillo durante la Baja Edad Media.  La fisionomía del barrio judío se realiza sobre terrazas, adaptándose al relieve del cerro, modificado previamente por antiguas construcciones islámicas (residenciales y defensivas). De este modo, la pendiente va descendiendo de este a oeste, generando 4 terrazas o plataformas acondicionadas donde se insertarían las nuevas viviendas que conformaban la judería (Gallardo y González, 2006, p.132). Además, es necesario reincidir en la existencia de un urbanismo islámico previo (desde época califal hasta almohade), sobre el cual se desarrollaría la judería, pues en la configuración de las casas se reaprovecharían los restos de edificios o partes constructivas de ellos. El espacio del barrio de Alcalá fue ocupado, posteriormente, por la judería, pero esta zona previamente constituía la residencia de los gobernadores de la ciudad. Su transformación se llevó a cabo tras la conquista cristiana en 1244, siendo a fínales del siglo XIV la zona donde se instalaron los judíos (Gallardo y González, 2009, p.123).

Por otro lado, los resultados de las excavaciones han esclarecido la relación entre la zona del alcázar y la judería. Entre ellos existe un lienzo murario, que funciona como eje divisor. Este aprovecha el antiguo trazado de una cerca de tapial de época islámica, que fue recrecido con mampostería, creando una puerta principal retranqueada en la cual se conservan las quicialeras. Otra zona de acceso también se documenta en el extremo sureste, que sería la zona de paso entre la judería y el adarve que la comunicaría con el alcázar. Dicho límite contiene un claro valor simbólico, que evidencia la relación entre el poder civil y los judíos. La población judía vive bajo el amparo y control del poder regio, que se evidencia con la separación física y la presencia de vanos estrechos y cerrados. Este límite demuestra, también, la cercanía y contacto directo entre unos u otros, que se beneficiaban en una relación bilateral (Gallardo y González, 2009, p.190).

Plano del urbanismo de la judería, sector oriental del castillo. Fuente: Proyecto Arqueológico castillo de Lorca.

La disposición de las viviendas de este barrio judío confirma que no se aprecian rasgos propios en la arquitectura doméstica, que diferencien de algún modo a los pobladores de la comunidad judía. Este hecho convierte a la cultura material en un elemento fundamental para su diferenciación. La planta de las viviendas suele estar distribuida en espacios interiores organizados de manera agrupada, en los que no existe una organización axial o centralizada. Las unidades domésticas se dividen en espacios contiguos, que suelen tener forma rectangular, alcobas sobreelevadas, bancos adosados a los muros, cocinas, tinajeros, alacenas…siendo habitual la presencia de rebancos adosados a los muros. De forma general, las viviendas de pequeñas dimensiones no albergan espacios específicamente especializados, siendo, por el contrario, espacios multifuncionales donde dormir, comer o cocinar. No obstante, su investigación arqueológica y estudio de la cultura material, nos ayuda a determinar qué tareas fueron desarrolladas en cada una de las habitaciones (Gallardo y González, 2009, p.146).

Plano de las unidades domésticas excavadas en la judería. Fuente: Proyecto Arqueológico castillo de Lorca.

En cuanto a la técnica constructiva, la arquitectura doméstica se caracteriza por el empleo de diversas fábricas en la construcción de los muros de las viviendas. Predominan, de forma general, técnicas de mampostería y el tapial, evidenciadas en los muros y bancos conservados. Como ejemplo, en la casa V o vivienda más monumental, se documentaron muros de hasta cuatro tipos de fábricas distintas y los bancos, de técnica mixta (hiladas de ladrillo sobre zócalo de mampostería), eran recubiertos con un enlucido de yeso (Gallardo y González, 2009, p.137). En relación con las técnicas decorativas, en los niveles de derrumbe de algunas de las casas se han documentado diferentes elementos constructivos, como restos de arcos (casa X y casa XVI). También es característico el máximo aprovechamiento de materiales o desechos constructivos que recogen del entorno, además de la integración de estructuras preexistentes.

Material constructivo de un contexto de derrumbe de la unidad doméstica XVI. Fuente: Proyecto Arqueológico castillo de Lorca.

Bibliografía:

Gallardo, J. y González, J.A. (2006). El urbanismo de la judería medieval de Lorca a la luz de las últimas excavaciones, Alberca, (4), pp. 129-152.

Gallardo, J. y González, J.A. (2009). La judería del castillo de Lorca en la Baja Edad Media. Estudio arqueológico. Tres Fronteras.

González, J.A. y Gallardo, J. (2009). La judería del castillo de Lorca a partir de las evidencias arqueológicas. En A. Iniesta, J. García, A. Martínez y J. Ponce (Coords.) Lorca, luces de sefarad. Lights of Sepharad (pp.181-220). Ediciones Tres Fronteras, Consejería de Cultura y Turismo, Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas.